Los óxidos, por lo general, dan muy buen juego. Si aprovechas una luz más dura, levántale bien el color del óxido, hasta casi exagerarlo, que merece la pena, y al ser contrastado con el blanco, te será fácil sin quemarlo. No es la primera vez que he vuelto yo a sitios que visité antes, para volver a hacerlos con mejores luces o después de haber visto en casa y con calma los errores.